jueves, 8 de septiembre de 2011

EL PROFESOR DE MATEMÁTICAS QUE TODOS HUBIÉRAMOS QUERIDO TENER



El profesor de mates suele ser una figura extrema: o se le ama, o se le odia. ¿Cuál es el secreto para que la balanza se incline hacia el lado bueno? Nuestra cronista antimatemática lo descubre en la conferencia impartida recientemente por el matemático-estrella de los medios británicos Marcus du Sautoy, que saca ahora nuevo libro (Simetría: un viaje por los patrones de la naturaleza, Ed. Acantilado). Profes de mates por favor no se molesten (tal vez quieran tomar nota, más bien).
Tema de hoy: la simetría. A cargo del matemático y astro televisivo británico Marcus du Sautoy, que presenta su nuevo libro en la Residencia de Estudiantes (Madrid).
Este escritor de éxito y divulgador británico ha conseguido introducir las matemáticas en las casas británicas con un programa titulado “Historia de las matemáticas” (“The Story of Maths”). Y es que todo Du Sautoy moldea la complejidad de las matemáticas conviertiéndolas en algo ameno y entretenido. El divulgador y profesor de la Universidad de Oxford combina la ciencia con las obras de Escher, Borges y Bach para desentrañar los patrones que rigen la naturaleza.
“Los niños no reciben la pasión de las matemáticas”
Para Du Sautoy un ejemplo de simetría es la Alhambra de Granada. “Es el palacio de la simetría”, afirmó en la conferencia. Y no le falta razón. Los tracistas andalusíes-granadirnos agotaron todas las combinaciones básicas posibles para componer los mosaicos. Desarrollaron los 17 patrones, el número máximo de composiciones simétricas en una superficie de dos dimensiones, antes del descubrimiento de la teoría de grupos y además cuenta con al menos un ejemplo de cada uno de los grupos cristalográficos planos. “La incógnita reside ahora en saber qué lenguaje utilizaron en el siglo IX para decir lo mismo”.
Cuando se le pregunta sobre el papel de esta asignatura en los colegios, Du Sautoy admite que la faceta de las matemáticas que se enseñan son aburridas. Además arrojó luz sobre uno de los problemas de la educación en este siglo: “Estamos enseñando las matemáticas de forma muy árida, los niños no reciben esa pasión, ni emoción”.
La verdad es que du Sautoy es el típico matemático que a todos nos hubiera gustado tener como profesor, pero de cualquier asignatura. “Otro de los problemas a los que nos enfrentamos en las escuelas es que las asignaturas están muy compartimentadas. Debemos relacionarlas”, afirma este divulgador.
Puede que tenga razón. Puede que esta falta de entendimiento general sobre las matemáticas en nuestra sociedad sea porque siempre se han visto como un bloque que no tiene pasado ni futuro; una parte de la realidad abstracta que no tiene sentido fuera de los libros; sumas y restas que no llegan a ningún lado.
Du Sautoy no sólo se encarga de derribar este mito sobre las matemáticas; consigue situarlas en las horas de máxima audiencia de la televisión o convertirlas en un best-seller. Lleva el pensamiento lógico hasta lugares insospechados. El fútbol por ejemplo: donde unos ven movimentos aeróbicos con un esférico él ve algo diferente: “Cuando veo al Arsenal creo que hay una gran geometría en su juego, es como ver una partida de ajedrez, el desarrollo lógico que indica dónde estará el próximo jugador... creo que hay mucha belleza geométrica en la manera en que juega el Arsenal”.
La simetría es belleza y está presente en las leyes básicas de la física. Algunos la encontrarán aburrida, estática, rígida. Puede que incluso haya otros que defiendan la asimetría y el caos como nuevo concepto de perfección. Sin embargo para du Sautoy este concepto va más allá: “La simetría es el lenguaje fundamental. La encontramos en nuestro plano espiritual, psicológico y artístico”. Y gracias a él, a este matemático con premios y sin pedestal, nosotros, la masa neutra, los ciudadanos que pasamos por las clases de matemáticas con más penas que alegrías, hemos conseguido admirar, entender y disfrutar una parte de nuestro mundo que alguien dijo –erróneamente- que era demasiado complicada para las mentes no privilegiadas.

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